PRINCIPIOS

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sábado, 2 de agosto de 2014

Eres el camino y la Meta



No persigas ninguna meta
Vivir en el Gran Camino no es ni fácil ni difícil,

pero aquellos que tienen una visión limitada

son miedosos e indecisos: cuanto más se apresuran, más lentos van,

y el apego no tiene límites; estar apegado, aunque sea a la idea de la iluminación,

es desviarse. Deja que las cosas sean a su manera

y no habrá ni ir ni venir.

Obedece a la naturaleza de las cosas (tu propia naturaleza)

y andarás libre y tranquilo.

Cuando el pensamiento está cautivo, la verdad se oculta,

pues todo es oscuro y confuso, y la gravosa práctica de juzgar

trae consigo irritación y hastío.

¿Qué beneficio se puede sacar de las distinciones y las separaciones?

Si deseas ir por el Camino único, no desprecies ni siquiera el mundo

de los sentidos y las ideas.

En realidad, aceptarlo plenamente es idéntico a la verdadera Iluminación.

El hombre sabio no persigue ninguna meta, pero el tonto se encadena a sí mismo.

Hay un Dharma, una verdad, una ley, no varias; las distinciones surgen

por las tenaces necesidades del ignorante.

Buscar la Mente con la mente discriminatoria es el mayor de los errores.


Eres el camino y la meta

El entendimiento en sí mismo es la verdad. Decir que a través del entendimiento se
 alcanza la verdad no es cierto, porque no hay otra verdad que el propio entendimiento…
 Entiendes..., entonces te has convertido en la verdad. La verdad no está en algún 
lugar esperándote: se revela a través de tu entendimiento, se revela dentro de ti.



Siempre que haya una meta, el camino hacia ella podrá ser fácil o difícil. Pero la verdad
 no es una meta; ¿así que cómo va a ser fácil o difícil? Hay gente que afirma que la 
verdad es muy difícil y otros sostienen que es fácil. Ambas posturas son incorrectas y nacen
 en la mente: ¿es difícil?, entonces la mente puede encontrar técnicas, caminos y medios,
 para hacerla fácil…Pero ¿hay acaso una meta? Este es el quid de la cuestión. Si hay una
 meta, en algún lugar, en la lejanía, entonces hay posibilidad de hacer caminos, medios,
 vehículos... más fáciles. Sin embargo, no hay una meta, así que ¿cómo va a ser fácil o
 difícil? Y si no hay una meta, ¿cómo va a haber un camino? Y si no lo hay, ¿cómo va
 a haber métodos y técnicas para llegar a ella? ¡Imposible!



“Vivir en el Gran Camino no es ni fácil ni difícil...” Entonces ¿qué es este Gran Camino?
 Es tu naturaleza; ¡tú ya eres eso! Es por eso que no es una meta. No es algo que esté
 en el futuro. No se necesita tiempo para que ocurra. Tú siempre has estado en él; ya es.
 Ya estás en la meta, tú existes en la meta. No puedes existir fuera de ella, no hay
 posibilidad de salirte de ahí. Donde sea que vayas tu Tao irá contigo. Es tu naturaleza
 intrínseca. No es prescindible, no puedes ponerla a un lado y olvidarla. Ya estás ahí 
porque ese “ahí” es aquí. No necesitas mirar al futuro: simplemente estate aquí y lo 
encontrarás. Si lo buscas, no lo encuentras. No busques, sólo sé… y ahí está. Y te reirás,
 porque siempre ha estado ahí; era sólo debido a tu búsqueda que no te dabas cuenta, 
que al tener tanta prisa no podías verlo dentro de ti.



Eres el camino y la meta; no hay ninguna distancia entre tú y la meta. Eres el buscador y lo
 buscado; no hay ninguna distancia entre el buscador y lo buscado. Eres el discípulo y el 
maestro, el medio y el fin. Este es el Gran Camino. Ha estado siempre a tu alcance. En este
 mismo instante estás en él, sólo que al estar dormido no puedes verlo. Y entonces te pones
 a buscar. Está justo delante de tus ojos. Pero en tus ojos no hay claridad: están llenos de 
opiniones, distinciones, palabras y teorías. Por eso tu visión es borrosa… Lo que sea que 
estés buscando está justo delante de ti.



Los hindúes emplean el método de mirarse la punta de la nariz, sin hacer ninguna otra cosa. 
Quieren mostrar con esto es que está justo delante de ti. Quédate en silencio, mírate la punta
 de la nariz y no te líes con ningún pensamiento... Y de pronto, ahí está; justo en la punta de
 la nariz, siempre delante de ti. Y la punta de la nariz, vayas donde vayas, está siempre delante
 de ti. Si vas al lugar adecuado, ahí está; si vas a un lugar equivocado, ahí está. Si eres un 
pecador, está delante de ti; si eres un santo, ahí está, delante de ti. Cualquier cosa que hagas
 y ahí está, delante de ti.



La verdad está justo delante de ti. Adonde sea que vayas, va contigo. No puedes perderla,
 así que no es cuestión de encontrarla. Pero nunca te miras la punta de la nariz, porque 
siempre estás mirando otras cosas, interesado por otras cosas… Cuando alguien empieza
 a ver la punta de la nariz sin hacerlo voluntariamente, cuando haga lo que haga la ve, se
 hace consciente y habrán dejado de tener sentido todos los objetos de deseo. Y morirá a
 este mundo. Tendrá un nuevo nacimiento, porque este mundo y esta vida desaparecerán.
 En lo que concierne a su viejo ser, él ya está muerto. Él es un nuevo ser, es un renacimiento.
 Ahora ya no hay un ir y venir.



Se ha realizado; ¿tan sólo mirándose la punta de la nariz? Sí, porque la cuestión radica en
 mirar lo que hay delante y no a los lados. Porque la verdad está delante de ti, no puede ser
 de otra forma. No es ni fácil ni difícil. No es cuestión de hacer algo. Al hacer, te perderás,
 porque te absorberá el hacer. Y si haces algo, será fácil o difícil. Es cuestión de no-hacer. 
¿Cómo va a ser fácil o difícil el no hacer? El no-hacer está completamente más allá del mundo
 del hacer. ¡Es solamente ser! Ser es sencillamente ser. Este es el Gran Camino. El único
 esfuerzo está en llegar a conocer y verse la punta de la nariz.

Fuente: Extracto del capítulo 6 de “El Libro de la Nada”, de Osho,
 realizado por Emilio Carrillo.

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