No persigas
ninguna meta
Vivir en el Gran Camino no es ni fácil ni difícil,
pero aquellos que tienen una visión limitada
son miedosos e indecisos: cuanto más se apresuran, más lentos van,
y el apego no tiene límites; estar apegado, aunque sea a la idea de la iluminación,
es desviarse. Deja que las cosas sean a su manera
y no habrá ni ir ni venir.
Obedece a la naturaleza de las cosas (tu propia naturaleza)
y andarás libre y tranquilo.
Cuando el pensamiento está cautivo, la verdad se oculta,
pues todo es oscuro y confuso, y la gravosa práctica de juzgar
trae consigo irritación y hastío.
¿Qué beneficio se puede sacar de las distinciones y las separaciones?
Si deseas ir por el Camino único, no desprecies ni siquiera el mundo
de los sentidos y las ideas.
En realidad, aceptarlo plenamente es idéntico a la verdadera Iluminación.
El hombre sabio no persigue ninguna meta, pero el tonto se encadena a sí mismo.
Hay un Dharma, una verdad, una ley, no varias; las distinciones surgen
por las tenaces necesidades del ignorante.
Buscar la Mente con la mente discriminatoria es el mayor de los errores.
Eres el
camino y la meta
El entendimiento en sí mismo es la verdad. Decir que a
través del entendimiento se
alcanza la verdad no es cierto, porque no hay otra
verdad que el propio entendimiento…
Entiendes..., entonces te has convertido en
la verdad. La verdad no está en algún
lugar esperándote: se revela a través de
tu entendimiento, se revela dentro de ti.
Siempre que haya una meta, el camino hacia ella podrá ser
fácil o difícil. Pero la verdad
no es una meta; ¿así que cómo va a ser fácil o
difícil? Hay gente que afirma que la
verdad es muy difícil y otros sostienen
que es fácil. Ambas posturas son incorrectas y nacen
en la mente: ¿es difícil?,
entonces la mente puede encontrar técnicas, caminos y medios,
para hacerla
fácil…Pero ¿hay acaso una meta? Este es el quid de la cuestión. Si hay una
meta, en algún lugar, en la lejanía, entonces hay posibilidad de hacer caminos,
medios,
vehículos... más fáciles. Sin embargo, no hay una meta, así que ¿cómo
va a ser fácil o
difícil? Y si no hay una meta, ¿cómo va a haber un camino? Y
si no lo hay, ¿cómo va
a haber métodos y técnicas para llegar a ella?
¡Imposible!
“Vivir en el Gran Camino no es ni fácil ni difícil...”
Entonces ¿qué es este Gran Camino?
Es tu naturaleza; ¡tú ya eres eso! Es por
eso que no es una meta. No es algo que esté
en el futuro. No se necesita tiempo
para que ocurra. Tú siempre has estado en él; ya es.
Ya estás en la meta, tú
existes en la meta. No puedes existir fuera de ella, no hay
posibilidad de
salirte de ahí. Donde sea que vayas tu Tao irá contigo. Es tu naturaleza
intrínseca. No es prescindible, no puedes ponerla a un lado y olvidarla. Ya
estás ahí
porque ese “ahí” es aquí. No necesitas mirar al futuro: simplemente
estate aquí y lo
encontrarás. Si lo buscas, no lo encuentras. No busques, sólo
sé… y ahí está. Y te reirás,
porque siempre ha estado ahí; era sólo debido a tu
búsqueda que no te dabas cuenta,
que al tener tanta prisa no podías verlo
dentro de ti.
Eres el camino y la meta; no hay ninguna distancia entre tú
y la meta. Eres el buscador y lo
buscado; no hay ninguna distancia entre el
buscador y lo buscado. Eres el discípulo y el
maestro, el medio y el fin. Este
es el Gran Camino. Ha estado siempre a tu alcance. En este
mismo instante estás
en él, sólo que al estar dormido no puedes verlo. Y entonces te pones
a buscar.
Está justo delante de tus ojos. Pero en tus ojos no hay claridad: están llenos
de
opiniones, distinciones, palabras y teorías. Por eso tu visión es borrosa…
Lo que sea que
estés buscando está justo delante de ti.
Los hindúes emplean el método de mirarse la punta de la
nariz, sin hacer ninguna otra cosa.
Quieren mostrar con esto es que está justo
delante de ti. Quédate en silencio, mírate la punta
de la nariz y no te líes
con ningún pensamiento... Y de pronto, ahí está; justo en la punta de
la nariz,
siempre delante de ti. Y la punta de la nariz, vayas donde vayas, está siempre
delante
de ti. Si vas al lugar adecuado, ahí está; si vas a un lugar
equivocado, ahí está. Si eres un
pecador, está delante de ti; si eres un santo,
ahí está, delante de ti. Cualquier cosa que hagas
y ahí está, delante de ti.
La verdad está justo delante de ti. Adonde sea que vayas, va
contigo. No puedes perderla,
así que no es cuestión de encontrarla. Pero nunca
te miras la punta de la nariz, porque
siempre estás mirando otras cosas,
interesado por otras cosas… Cuando alguien empieza
a ver la punta de la nariz
sin hacerlo voluntariamente, cuando haga lo que haga la ve, se
hace consciente
y habrán dejado de tener sentido todos los objetos de deseo. Y morirá a
este
mundo. Tendrá un nuevo nacimiento, porque este mundo y esta vida desaparecerán.
En lo que concierne a su viejo ser, él ya está muerto. Él es un nuevo ser, es
un renacimiento.
Ahora ya no hay un ir y venir.
Se ha realizado; ¿tan sólo mirándose la punta de la nariz?
Sí, porque la cuestión radica en
mirar lo que hay delante y no a los lados.
Porque la verdad está delante de ti, no puede ser
de otra forma. No es ni fácil
ni difícil. No es cuestión de hacer algo. Al hacer, te perderás,
porque te
absorberá el hacer. Y si haces algo, será fácil o difícil. Es cuestión de
no-hacer.
¿Cómo va a ser fácil o difícil el no hacer? El no-hacer está
completamente más allá del mundo
del hacer. ¡Es solamente ser! Ser es
sencillamente ser. Este es el Gran Camino. El único
esfuerzo está en llegar a
conocer y verse la punta de la nariz.
Fuente: Extracto del capítulo 6 de “El Libro de la
Nada”, de Osho,
realizado por Emilio Carrillo.
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