Un día comprendí, que amando sin límites lograba
superar el dolor,
la soledad y la distancia…
Un día comprendí, que cuando se amaba sin esperar
respuestas,
las respuestas llegaban solas y de la mejor forma.
Un día comprendí que amando a todos por igual, los
envidiosos, celosos, vanidosos, orgullosos, agresivos, impiadosos…
los sanaba y
me sanaba, pues el amor es un bálsamo que
perdura en el tiempo eterno y en el
espacio infinito.
Un día comprendí, que cuando lloras en el rencor y el
odio, cada
lágrima socava aún más las heridas y te alejas de la tu propia
esencia, pero cuando las lágrima se acompañan del amor el
dolor es sanado en la
LUZ!!!
Un día aprendí, que las enfermedades son las
respuestas de
emociones negativas, pensamientos descontrolados, palabras
hirientes, acciones agresivas.
Un día sentí que perdonando y perdonándonos a nosotros
mismos, las heridas cicatrizaban más rápido y las enfermedades
se transmutaban
en salud.
Un día aprendí que el Ser Humano, es el único ser vivo
del
Planeta Tierra, que comete el mismo error, miles de veces y
continúa
diciendo que tiene razón y la responsabilidad es ajena.
Un día aprendí, que la lógica se puede aplicar a casi
todo, menos…
en el sentir del corazón.
Un día aprendí, que cuando solté la “lógica” y me
anclé al corazón, logré ingresar a mi propia y única… Paz Interior.
Un día aprendí con lágrimas de compasión, sonrisas de
ternura, silencio interior y Paz en mi corazón, que la vida es un instante en
la eternidad de Dios.
Un día sentí que yo soy un pedacito de Dios encarnado
con una misión, Ser Luz en el caos, ser Amor en el conflicto, ser lazo de Unión
en la separación, ser la que soy aunque no me comprendan, aunque me juzguen,
hasta cuando me insultan.
Pues para eso es el AMOR, para serlo siempre, no solo
cuando
nos aman, sino también cuando nos discriminan, nos ignoran, nos
golpean,
cuando se alejan y cuando se olvidan de nuestro amor.
También aprendí que el amor perdura, no envejece, no
se pierde,
siempre está presente, pues siempre deja algo en los corazones,
esas
chispas de alegría que te iluminan en la peor de las tormentas.
Un día aprendí, que hasta el corazón más duro, se
doblega con una
caricia de amor, pues para el amor nada es imposible.
Un día aprendí, que la sabiduría, no se encuentra en
los libros, ni
en las profecías, ni en el conocimiento de lo que fuimos en otras
vidas, ni canalizando a los Maestros, ni encontrando el Alma Gemela,
ni
conociendo a la Llama Gemela, pues ante la adversidad, ante la
alegría, ante
Dios Padre/Madre, siempre se está solo… nosotros y la
Fuente Divina.
Un día comprendí, que soy el resultado de milenios,
pero no lo recuerdo,
entonces…caminando hacia mi Silencio Interior encuentro la
Paz de mi esencia.
Un día comprendí que aceptar mi realidad cotidiana por
más
agobiante que la sienta, fue mi elección, antes de llegar a este tiempo,
para mi mejor bien y para el mayor beneficio de todos aquellos
que están
conectados a mí corazón.
Un día aprendí que el verdadero AMOR es
silencioso, nada pide y
entrega todo.
Nada pregunta y sabe todo, pues el amor es como el
aire que se filtra
en todas partes, llega más allá de la mente, del
conocimiento… nunca
se detiene, pues no conoce de límites.
Con Amor, Ashamel Lemagsa
No hay comentarios:
Publicar un comentario