- La palabra "envidia"procede del latín invidia, que significa mirar con malos ojos, esto es, con mirada retorcida interpretar negativamente lo positivo por excelencia: el bien.
La
envidia es tan antigua como el hombre y uno de los defectos
capitales que aqueja a la humanidad, sobre todo, cuando ésta se
torna en destructiva.Para unos, la envidia forma parte de los
instintos naturales, exactamente como el amor, los celos o la
agresividad; en cambio para otros, la envidia es un fenómeno
adquirido en el contexto social, que empuja cada vez más a
envidiar a quien es más o tiene más.En el mundo bíblico, por ejemplo, la envidia está representada
por la disputa habida entre Abel y Caín; un hecho del que
resulta la expresión popular: “La furia de Caín”, para designar
las malas intenciones de una persona envidiosa o cruel.Otro
caso parecido encontramos en el mito de fundación de Roma, en el
que Rómulo, impulsado por la ciega ambición y la envidia, mata a
su hermano mellizo Remo.La envidia es ese mecanismo
psicológico que no permite que nadie tenga ni sea mejor que uno.
“¿Por qué él y no yo?”, se pregunta el envidioso que no acepta el
triunfo ajeno.En la envidia todo vale: la ley de
la selva y el sálvese quien pueda.
Los envidiosos, para procurar
la caída de su rival: difaman, insultan, acusan y, lo que es peor,
cuando ya no les queda más argumentos para hablar en contra,
transforman la mentira en verdad y la verdad la convierten en
basura, pues los envidiosos suelen ser como las serpientes
venenosas y las navajas de doble filo.La
envidia es una sensación que afecta más a los frustrados que a
quienes son envidiados por su belleza, inteligencia, triunfo
profesional, fama o fortuna.De manera más sutil, el silencio o la aparente indiferencia ante los
méritos de los demás, o una especie de resistencia o bloqueo que impide
contemplar con apertura y visión positiva lo que hacen sus logros y
valía personal puede ser también una manifestación de este problema.
Como la envidia ordinariamente procede del orgullo egocentrismo,
vanidad, ambición desordenada, cultivar la humildad, mediante el olvido
propio y el servicio a los demás, es el mejor antídoto.
» Miguel de Unamuno Filósofo y escritor español
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2 comentarios:
Hermanita este cuento diría que fuè exactamente lo que te pasó así que ¡Sigue brillando!Un abrazo.c
Es paradójico el cuento. Pero muchas veces la envidia provoca un refuerzo positivo en los demás, sobre todo cuando quienes brillamos con luz propia desemascaramos a esa persona, víctima de ese problema psicológico. Por experiencia propia os puedo decir que a mi me sirvió para seguir luchando por mi sueño. Y lo mejor si nos ocurre casos así, apartarlo de vuestra vida.
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