PRINCIPIOS

PRINCIPIOS

domingo, 8 de febrero de 2015

El Cuerpo Del Dolor

Hace unos dias, una amiga me recomendó un libro, 
"La Nueva Tierra" de Eckhart Tolle.
Este autor habia llegado a mis manos anteriormente con "El poder del Ahora".


En esta ocasión, y de  "La Nueva Tierra"me gustaria compartir una idea que hasta el momento era desconocida totalmente por mi, y que viene maravillosamente explicada en el capitulo "El cuerpo del Dolor".
A continuación expongo un pequeño resumen del dicho capitulo que verdaderamente me ha impactado. 
Seguro que os gustara, pero no quedaros con este resumen.
La idea es solo que cojais el libro y lo leais.
 Gracias Chiqui     




………… cuando dos patos se pelean,
 al separarse nadan en direcciones opuestas. Después, los dos baten
 las alas con fuerza varias veces 
para descargar el exceso de energía acumulada durante la pelea. 
Una vez que han sacudido las alas se van nadando pacíficamente 
como si no hubiera pasado nada.

Si el pato tuviera una mente humana, mantendría viva la pelea en sus 
pensamientos, tejiendo historias. Esta podría ser la historia del pato: 
"no puedo creer lo que acaba de hacer, se me acercó a menos de unos
 cuantos centímetros, seguramente se cree dueño del estanque, no tiene
 consideración alguna por mi espacio privado. Nunca más confiaré en él; 
la próxima vez con seguridad tramará otra cosa para molestarme, estoy 
seguro de que ya está tramando algo pero no lo toleraré; le daré una 
buena lección que nunca olvidará". Y así continúa la mente tejiendo sus
 historias, pensando y hablando sobre el asunto durante días, meses y
 hasta años. En cuanto al cuerpo, la lucha no ha cesado y la energía que
 genera en respuesta a todos esos pensamientos es emoción, la cual da 
lugar a más pensamientos todavía. Es lo que se convierte en el 
pensamiento emocional del ego. Es fácil ver lo problemática que sería
 la vida del pato si tuviera una mente humana. Pero es así como viven la
 mayoría de los seres humanos. Nunca ponen punto final a

ninguna situación o acontecimiento. La mente y "mi historia" fabricada
 continúan con su ciclo interminable.

Somos una especie que perdió su camino. En toda la naturaleza, en 
cada flor o árbol, en cada animal, hay una lección importante para 
nosotros, si tan solo nos detuviéramos a observar y oír. La lección del
 pato es la siguiente: sacudamos las alas, es decir, dejemos atrás la
 historia y volvamos al único lugar donde reside el poder: el presente.

El pasado vive en nosotros en forma de recuerdos, pero estos por sí
 mismos no representan un problema. De hecho, es gracias a la 
memoria que aprendemos del pasado y de nuestros errores. Los
 recuerdos, es decir, los pensamientos del pasado, son problemáticos
 y se convierten en una carga únicamente cuando se apoderan por
 completo de nosotros y entran a formar parte de lo que somos. 
Nuestra personalidad, condicionada por el pasado, se convierte
 entonces en una cárcel. Los recuerdos están dotados de un sentido
 de ser, y nuestra historia se convierte en el ser que creemos ser.
 Ese "pequeño yo" es una ilusión que no nos permite ver nuestra 
verdadera identidad como Presencia sin forma y atemporal.

Sin embargo, nuestra historia está compuesta de recuerdos no
 solamente mentales sino también emocionales: emociones viejas 
que se reviven constantemente. La mayoría de las personas cargan
 durante toda su vida una gran cantidad de equipaje innecesario,
 tanto mental como emocional. Se imponen limitaciones a través de
 sus agravios, sus lamentos, su hostilidad y su sentimiento de culpa. 
El pensamiento emocional pasa a ser la esencia de lo que son, de
 manera que se aferran a la vieja emoción porque fortalece su identidad.

Debido a esta tendencia a perpetuar las emociones viejas, casi todos
 los seres humanos llevan en su campo de energía un cúmulo de 
dolor emocional, el cual he denominado "el cuerpo del dolor".

Sin embargo, tenemos el poder para no agrandar más nuestro cuerpo
 del dolor. Podemos aprender a romper la costumbre de acumular y
 perpetuar las emociones viejas "batiendo las alas" y absteniéndonos 
de vivir en el pasado, independientemente de si los sucesos ocurrieron
 el día anterior o hace treinta años. Podemos aprender a no mantener 
vivos en la mente los sucesos o las situaciones y a traer nuestra atención
 continuamente al momento puro y atemporal del presente, en lugar de
 obstinarnos en fabricar películas mentales. Así, nuestra presencia pasa
 a ser nuestra identidad, desplazando a nuestros pensamientos y emociones.

No hay nada que haya sucedido en el pasado que nos impida estar en 
el presente; y si el pasado no puede impedirnos estar en el presente, 
¿qué poder puede tener?

Además podemos ver:
De como se renueva el cuerpo del dolor.
De como se alimenta de los pensamientos el cuerpo del dolor.
De como se alimenta del drama el cuerpo del dolor.
Del cuerpo del dolor femenino, de las naciones, de las razas, 
de los niños ect ect....
que lo disfruteis.