"La Nueva Tierra" de Eckhart Tolle.
Este autor habia llegado a mis manos anteriormente con "El poder del Ahora".
En esta ocasión, y de "La Nueva Tierra"me gustaria compartir una idea que hasta el momento era desconocida totalmente por mi, y que viene maravillosamente explicada en el capitulo "El cuerpo del Dolor".
A continuación expongo un pequeño resumen del dicho capitulo que verdaderamente me ha impactado.
Seguro que os gustara, pero no quedaros con este resumen.
La idea es solo que cojais el libro y lo leais.
La idea es solo que cojais el libro y lo leais.
Gracias Chiqui
………… cuando dos patos se pelean,
al
separarse nadan en direcciones opuestas. Después, los dos baten
las alas con
fuerza varias veces
para descargar el exceso de energía acumulada durante la
pelea.
Una vez que han sacudido las alas se van nadando pacíficamente
como si
no hubiera pasado nada.
Si
el pato tuviera una mente humana, mantendría viva la pelea en sus
pensamientos, tejiendo historias. Esta podría ser la historia del pato:
pensamientos, tejiendo historias. Esta podría ser la historia del pato:
"no puedo creer
lo que acaba de hacer, se me acercó a menos de unos
cuantos centímetros,
seguramente se cree dueño del estanque, no tiene
consideración alguna por mi espacio privado. Nunca más confiaré en él;
consideración alguna por mi espacio privado. Nunca más confiaré en él;
la próxima vez con seguridad tramará
otra cosa para molestarme, estoy
seguro de que ya está tramando algo pero no lo
toleraré; le daré una
buena lección que nunca olvidará". Y así continúa la
mente tejiendo sus
historias, pensando y hablando sobre el asunto durante días,
meses y
hasta años. En cuanto al cuerpo, la lucha no ha cesado y la energía que
genera en respuesta a todos esos pensamientos es emoción, la cual da
lugar a más
pensamientos todavía. Es lo que se convierte en el
pensamiento emocional del
ego. Es fácil ver lo problemática que sería
la vida del pato si tuviera una
mente humana. Pero es así como viven la
mayoría de los seres humanos. Nunca
ponen punto final a
ninguna
situación o acontecimiento. La mente y "mi historia" fabricada
continúan
con su ciclo interminable.
Somos
una especie que perdió su camino. En toda la naturaleza, en
cada flor o árbol,
en cada animal, hay una lección importante para
nosotros, si tan solo nos
detuviéramos a observar y oír. La lección del
pato es la siguiente: sacudamos
las alas, es decir, dejemos atrás la
historia y volvamos al único lugar donde
reside el poder: el presente.
El
pasado vive en nosotros en forma de recuerdos, pero estos por sí
mismos no
representan un problema. De hecho, es gracias a la
memoria que aprendemos del
pasado y de nuestros errores. Los
recuerdos, es decir, los pensamientos del
pasado, son problemáticos
y se convierten en una carga únicamente cuando se
apoderan por
completo de nosotros y entran a formar parte de lo que somos.
Nuestra personalidad, condicionada por el pasado, se convierte
entonces en una
cárcel. Los recuerdos están dotados de un sentido
de
ser, y nuestra historia se convierte en el ser que creemos ser.
Ese "pequeño
yo" es una ilusión que no nos permite ver nuestra
verdadera identidad como
Presencia sin forma y atemporal.
Sin
embargo, nuestra historia está compuesta de recuerdos no
solamente mentales
sino también emocionales: emociones viejas
que se reviven constantemente. La mayoría de las personas cargan
durante toda su vida una gran cantidad de equipaje innecesario,
tanto mental
como emocional. Se imponen limitaciones a través de
sus agravios, sus lamentos,
su hostilidad y su sentimiento de culpa.
El pensamiento emocional pasa a ser la esencia de lo que son, de
manera que se
aferran a la vieja emoción porque fortalece su identidad.
Debido
a esta tendencia a perpetuar las emociones viejas, casi todos
los seres humanos
llevan en su campo de energía un cúmulo de
dolor emocional, el cual he
denominado "el cuerpo del dolor".
Sin
embargo, tenemos el poder para no agrandar más nuestro cuerpo
del dolor.
Podemos aprender a romper la costumbre de acumular y
perpetuar las emociones
viejas "batiendo las alas" y absteniéndonos
de vivir en el pasado,
independientemente de si los sucesos ocurrieron
el día anterior o hace treinta
años. Podemos aprender a no mantener
vivos en la mente los sucesos o las
situaciones y a traer nuestra atención
continuamente al momento puro y atemporal del presente, en lugar de
continuamente al momento puro y atemporal del presente, en lugar de
obstinarnos en fabricar películas mentales.
Así, nuestra presencia pasa
a ser nuestra identidad, desplazando a nuestros
pensamientos y emociones.
No
hay nada que haya sucedido en el pasado que nos impida estar en
el presente; y
si el pasado no puede impedirnos estar en el presente,
¿qué poder puede tener?
Además podemos ver:
De como se renueva el cuerpo del dolor.
De como se alimenta de los pensamientos el cuerpo del dolor.
De como se alimenta del drama el cuerpo del dolor.
Del cuerpo del dolor femenino, de las naciones, de las razas,
de los niños ect ect....
que lo disfruteis.