PRINCIPIOS
viernes, 28 de febrero de 2014
miércoles, 26 de febrero de 2014
Reiki y Gemoterapia
REIKI. Como terapia actúa a nivel físico,
mental, espiritual y emocional,
corrigiendo las emociones negativas que
provocan la enfermedad,
mejorando la calidad de vida, aportando paz,
equilibrio, madurez y
conocimiento emocional y espiritual, conocimiento de uno
mismo y
equilibrio de las emociones.
GEMOTERAPIA. Los cristales nos dan la
posibilidad de ir transitando
y reconstruyendo nuestra trama interna de
emociones y patrones
mentales y darnos cuenta cómo esas energías crean
situaciones e
influyen en nuestra vida cotidiana. En algunos casos impidiendo
la
verdadera manifestación de nuestra Alma o esencia Divina. Nos
ayudan a
mejorar nuestra calidad de vida. Los cristales tienen poder
y energía propios,
surten efecto en simple proximidad con la persona
que lo necesita. Alivian
dolores, dan claridad, canalizan energías
positivas, liberan de energías
negativas, otorgan serenidad y proveen
de sabiduría.
Ambas aplicadas a la vez, aceleran los
procesos de curación y
aumentan los efectos positivos. El reiki potencia los
efectos y las
energías de las gemas y de los cristales, y estos a su vez
aceptan y
canalizan la energía reiki a través de ellos hacia el cuerpo de la
persona.
A sí mismo, se puede trabajar con estas terapias conjuntamente la
programación de cristales, de mándales de cristales, gemas, para un
deseo o
hecho concreto, siempre, claro está, en armonía y para el bien.
Podemos
programar una gema o cristal con reiki y llevarla siempre con
nosotros, o una
geoda o drusa para el hogar o sala de terapias, aplicar
amabas energías en el
cuerpo, meditar con reiki y con un cristal o gema,
etc. En síntesis, la
conjunción de ambas terapias refuerzan concentran y
amplifican y diferencian el
caudal de energía universal en forma sencilla y
natural. Por lo tanto si colocamos
piedras y cristales en centros de energía
y campo áurico en disposiciones
específicas la conversión de la Energía
Vital Universal, Reiki se hace más
densa hacia la radiación luminosa de las
piedras y sus rayos coloridos, siendo
Reiki atraído y aceptado con mayor
fuerza.
Al aplicar ambas terapias sobre el cuerpo activan toda la información
guardada en este. Cada chakra es un estado de conciencia y alberga toda la
información de los cuatro cuerpos (físico-emocional-mental y espiritual).
Es por ello que, al disponernos los cristales
y aplicar reiki comienzan a
develarse sensaciones físicas, emociones,
pensamientos, imágenes, visualizaciones,
sonidos etc. Todo este bagaje de
información que tenemos dentro se nos pone
a disposición para poder entrar a
nuestro mundo interno, indagarnos,
conocernos, tomar conciencia de nosotros
mismos y hacernos cargo de nuestra
propia vida.
Todas las gemas y cristales se complementan
muy bien con reiki, pero el cristal de roca,
la amatista y el cuarzo rosa de manera
especial. Las respectivas propiedades de
estas tres piedras son capaces de
complementarse maravillosamente y de
estimular el trabajo de Reiki.
miércoles, 19 de febrero de 2014
jueves, 13 de febrero de 2014
Habia una vez una pequeña alma........
HABIA
UNA VEZ UNA PEQUEÑA ALMA QUE DIJO A DIOS:
¡Ya se quién soy!
Y Dios le contestó:¡Maravilloso! ¿Quién eres?
¡Ya se quién soy!
Y Dios le contestó:¡Maravilloso! ¿Quién eres?
La pequeña alma contestó a toda voz: ¡Soy la luz!
Dios sonrió ampliamente: Así es —exclamó. Tú eres la Luz.
La pequeña alma estaba feliz, porque había comprendido lo que todas las almas del reino trataban de entender. ¡Hurra! ¡Esto es fantástico!. Pero poco después ya no le bastó con saber quien era.
Sentía cierta inquietud en su interior, porque quería ser lo que era.
Así, la pequeña alma volvió a hablar con Dios (lo cual no es mala idea para todas las almas que quieren ser Quienes Son realmente), para comunicarle sus ideas:
¡Hola, Dios! Ahora que ya se quien soy, ¿es bueno serlo?
Dios respondió: ¿Quieres decir que deseas ser Quien Ya Eres?
Pues… verás. Una cosa es saber Quien soy, y otra muy distinta es serlo realmente. Quiero sentir como es ser la luz.
Pero si ya eres la luz — Repitió Dios, sonriendo otra vez.
¡Si, pero quiero saber como se siente serlo! —exclamó la pequeña alma.
Creo que debí imaginármelo —repuso Dios, riendo Tú siempre has sido la más aventurera. Y, tras un instante, la expresión de Dios cambio.Pero hay una cuestión¿Qué es? preguntó la almita. …Que no existe otra cosa además de la Luz. No creé otra cosa que lo que tu misma eres. Así, no hay un modo sencillo para que experimentes Quien eres, puesto que no hay nada que no seas.
¿Cómo? —repuso la Pequeña Alma inocente, estaba un poco confundida. Piénsalo de este modo.
Eres como una vela en el sol. Ya estas allá, junto con millones y ga-guillones de otras velas que forman el sol.
Y el sol no podría serlo sin ti, porque le faltaría una de sus velas, y así no podría brillar tanto.
Pero saber que eres la Luz estando dentro de la Luz… ese es el problema.Tú eres Dios, ¡ya se te ocurrirá algo!
Dios volvió a sonreír: Ya pensé en algo.Puesto que no puedes sentirte la Luz al estar en ella, te rodearé de oscuridad.
¿Qué es la oscuridad? Es aquello que tú no eres.¿Tendré miedo de la oscuridad? —gimió la almita.
Solo si así lo quieres —respondió Dios. A decir verdad, no hay nada que temer, a menos que así lo decidas. Nosotros inventamos todo eso. Fingimos.
¡Ah! —exclamó la pequeña alma, que ya se estaba sintiendo mejor.
Entonces Dios explicó que, para poder experimentar cualquier cosa, se requiere de su opuesto. Ese es un gran don, porque sin el no podrías conocer como es todo lo demás. No podrías saber que es lo caliente sin lo frío, el arriba sin el abajo, lo rápido sin lo lento. No podrías saber que es la izquierda sin la derecha, el acá sin el allá, el ahora sin el después.Y así —concluyó Dios, al verte envuelta en la oscuridad, no cierres el puño ni alces la voz para maldecirla.
Más bien, sé Luz entre las tinieblas, y no te enojes por ello. De ese modo sabrás Quien Eres Realmente, y también los demás lo sabrán. Permite que tu luz brille para que todos sepan que eres alguien muy especial.
¿Quieres decir que está bien que los demás sepan que soy alguien muy especial? — inquirió la Pequeña Alma.
¡Por supuesto! — rió Dios, ¡Esta muy bien!. Pero recuerda que “especial” no quiere decir “mejor”. Todos son especiales, cada uno a su modo. Pero hay muchos que no lo recuerdan. Entenderán que está bien que sean especiales sólo cuando tu mismo sepas que está bien ser especial.
¡Fantástico! — exclamó la almita, quien bailaba, reía y daba saltos de felicidad. ¡Puedo ser todo lo especial que quiera!
Si, y puedes serlo a partir de ahora mismo — agregó Dios, quien bailaba y saltaba y reía con la pequeña Alma. ¿Qué parte de lo especial quieres ser?
¿Qué parte de lo especial? No te entiendo.
Verás… — le explicó Dios: Ser la Luz es ser especial, y eso esta hecho de muchas partes.
Dios sonrió ampliamente: Así es —exclamó. Tú eres la Luz.
La pequeña alma estaba feliz, porque había comprendido lo que todas las almas del reino trataban de entender. ¡Hurra! ¡Esto es fantástico!. Pero poco después ya no le bastó con saber quien era.
Sentía cierta inquietud en su interior, porque quería ser lo que era.
Así, la pequeña alma volvió a hablar con Dios (lo cual no es mala idea para todas las almas que quieren ser Quienes Son realmente), para comunicarle sus ideas:
¡Hola, Dios! Ahora que ya se quien soy, ¿es bueno serlo?
Dios respondió: ¿Quieres decir que deseas ser Quien Ya Eres?
Pues… verás. Una cosa es saber Quien soy, y otra muy distinta es serlo realmente. Quiero sentir como es ser la luz.
Pero si ya eres la luz — Repitió Dios, sonriendo otra vez.
¡Si, pero quiero saber como se siente serlo! —exclamó la pequeña alma.
Creo que debí imaginármelo —repuso Dios, riendo Tú siempre has sido la más aventurera. Y, tras un instante, la expresión de Dios cambio.Pero hay una cuestión¿Qué es? preguntó la almita. …Que no existe otra cosa además de la Luz. No creé otra cosa que lo que tu misma eres. Así, no hay un modo sencillo para que experimentes Quien eres, puesto que no hay nada que no seas.
¿Cómo? —repuso la Pequeña Alma inocente, estaba un poco confundida. Piénsalo de este modo.
Eres como una vela en el sol. Ya estas allá, junto con millones y ga-guillones de otras velas que forman el sol.
Y el sol no podría serlo sin ti, porque le faltaría una de sus velas, y así no podría brillar tanto.
Pero saber que eres la Luz estando dentro de la Luz… ese es el problema.Tú eres Dios, ¡ya se te ocurrirá algo!
Dios volvió a sonreír: Ya pensé en algo.Puesto que no puedes sentirte la Luz al estar en ella, te rodearé de oscuridad.
¿Qué es la oscuridad? Es aquello que tú no eres.¿Tendré miedo de la oscuridad? —gimió la almita.
Solo si así lo quieres —respondió Dios. A decir verdad, no hay nada que temer, a menos que así lo decidas. Nosotros inventamos todo eso. Fingimos.
¡Ah! —exclamó la pequeña alma, que ya se estaba sintiendo mejor.
Entonces Dios explicó que, para poder experimentar cualquier cosa, se requiere de su opuesto. Ese es un gran don, porque sin el no podrías conocer como es todo lo demás. No podrías saber que es lo caliente sin lo frío, el arriba sin el abajo, lo rápido sin lo lento. No podrías saber que es la izquierda sin la derecha, el acá sin el allá, el ahora sin el después.Y así —concluyó Dios, al verte envuelta en la oscuridad, no cierres el puño ni alces la voz para maldecirla.
Más bien, sé Luz entre las tinieblas, y no te enojes por ello. De ese modo sabrás Quien Eres Realmente, y también los demás lo sabrán. Permite que tu luz brille para que todos sepan que eres alguien muy especial.
¿Quieres decir que está bien que los demás sepan que soy alguien muy especial? — inquirió la Pequeña Alma.
¡Por supuesto! — rió Dios, ¡Esta muy bien!. Pero recuerda que “especial” no quiere decir “mejor”. Todos son especiales, cada uno a su modo. Pero hay muchos que no lo recuerdan. Entenderán que está bien que sean especiales sólo cuando tu mismo sepas que está bien ser especial.
¡Fantástico! — exclamó la almita, quien bailaba, reía y daba saltos de felicidad. ¡Puedo ser todo lo especial que quiera!
Si, y puedes serlo a partir de ahora mismo — agregó Dios, quien bailaba y saltaba y reía con la pequeña Alma. ¿Qué parte de lo especial quieres ser?
¿Qué parte de lo especial? No te entiendo.
Verás… — le explicó Dios: Ser la Luz es ser especial, y eso esta hecho de muchas partes.
Ser
generoso es ser especial.
Ser amable es ser especial.
Ser creativo es ser especial.
Ser paciente es ser especial.
Ser amable es ser especial.
Ser creativo es ser especial.
Ser paciente es ser especial.
¿Se te ocurren otros modos de ser especial?
La pequeña Alma quedó en silencio por un instante:¡Se me ocurren muchas formas de ser especial! — Exclamó luego. Es especial ayudar a los demás. Es especial compartir. Y ser amistoso también es ser especial. ¡Ser considerado con los demás es ser especial!
¡Así es! — concordó Dios. Y tú puedes ser todas esas cosas, o cualquier otra parte de lo especial que desees ser, en cualquier momento. Eso significa ser la Luz.
¡Ya se lo que quiero ser! —anunció la Pequeña Alma, muy emocionada. Quiero ser la parte de lo especial llamada “perdonar”. ¿No es especial perdonar?
Oh, si —aseguro Dios. Eso es muy especial.
Entonces, eso quiero ser. Quiero perdonar. Quiero experimentarme a mi misma de ese modo.
Bien —dijo Dios. Pero hay algo que debes saber.
La Pequeña Alma comenzaba a impacientarse. Parecía que siempre había complicaciones.
¿De que se trata? —suspiró
No hay nadie a quien perdonar.
¿Nadie? La Pequeña Alma apenas podía creer lo que estaba oyendo.
¡Nadie! —repitió Dios. Todo cuanto hice es perfecto. No hay una sola alma en toda la creación que sea menos perfecta que tu. Mira a tu alrededor.
Entonces la Pequeña Alma se dio cuenta de que se había reunido una gran multitud. De todo largo y ancho, de todos los rincones del Reino, habían venido almas, porque se había corrido la voz de que la Pequeña Alma sostenía una extraordinaria conversación con Dios, y todos querían oír lo que decían.
Viendo a las incontables almas reunidas, la almita tuvo que coincidir: nadie parecía ser menos maravilloso, menos magnifico o menos perfecto que ella misma. Tal era el esplendor de las almas reunidas y tan brillante era su Luz, que la Pequeña Alma apenas podía sostener su mirada.
¿A quién perdonar entonces? —preguntó Dios.
¡Oh, creo que esto será muy aburrido! — gruñó la almita. Quería experimentarme como El Que Perdona. Quería saber como es esa parte de lo especial.
Y, así, supo como es estar triste. Pero entonces un Alma amistosa salió de entre la multitud:
No te preocupes Pequeña —le dijo. Yo te ayudaré.
¿De verdad? —replicó, con el rostro iluminado. ¿Pero que puedes hacer?
Puedo darte a alguien para que lo perdones.
¿Puedes?
¡Desde luego! —canturreó el Alma amistosa. Puedo ir a tu siguiente vida y hacer algo para que lo perdones.
Pero… ¿Por qué habrías de hacerlo? —preguntó la Pequeña Alma. Tú que eres un Ser de tan absoluta perfección. Tú que vibras con gran rapidez creando una luz tan brillante que apenas puedo verla.
¿Qué podría hacer que frenaras tu vibración hasta que tu luz se hiciera oscura y densa?
¿Qué podrías hacer tú, que eres tan ligera como para bailar en las estrellas y desplazarte por el Reino a la velocidad del pensamiento, entraras a mi vida y te volvieras pesada como para hacer una cosa tan mala?
Es muy fácil —repuso el Alma Amistosa. Lo haría porque te amo.
A la Pequeña Alma le sorprendió la respuesta.
No te asombres — le dijo el Alma Amistosa. Tú hiciste lo mismo por mí. ¿No lo recuerdas? Hemos bailado juntas muchas veces, por eones y eras. Durante todos los tiempos y en muchos lugares hemos jugado juntas. Simplemente no lo recuerdas. Ambas hemos sido todas las cosas. Ya fuimos el Arriba y el Abajo, la Izquierda y la Derecha. Fuimos el Acá y el Allá, el Ahora y el Después, Fuimos lo Masculino y lo Femenino, lo Bueno y lo Malo. Tu y yo Fuimos la victima y el villano.
Así, nos hemos reunido muchas veces, la una dando a la otra la oportunidad exacta y perfecta para expresar y experimentar Quienes Somos Realmente.
De ese modo —añadió el Alma Amistosa, llegaré a tu próxima vida y seré el “malo”. Haré algo realmente terrible, y entonces podrás experimentarte como El Que Perdona.
¿Que harás? —preguntó la Pequeña Alma, un poco nerviosa. ¿Que puede ser tan terrible?
Oh, ya pensaremos en algo —replicó el Alma amistosa, con un guiño. Segundos después, pareció tornarse muy seria y murmuro: Tienes razón en algo.
¿En qué? —quiso saber la almita.
Tendré que frenar mi vibración y hacerme muy pesada para hacer ese algo no tan bueno, Fingiré que soy alguien muy distinto a quien realmente soy. Por eso te pediré un favor a cambio.
¡Si, lo que quieras — exclamó la Pequeña Alma y comenzó a cantar y bailar, Podré perdonar, podré perdonar! Pero notó que el Alma Amistosa seguía muy callada.
¿Qué quieres? —le preguntó. ¿Qué puedo hacer por ti?
¡Eres todo un ángel por estar dispuesta a hacer tal cosa por mí!
¡Claro que el Alma Amistosa es un ángel! —interrumpió Dios ¡Todos lo son! Siempre recuerda eso que solo ángeles envío.
Y así, la Pequeña Alma quiso más que nunca satisfacer la petición del Alma amistosa:
¿Qué puedo hacer por ti? —volvió a preguntar.
En el momento que te golpee y te despedace —repuso el Alma Amistosa. Cuando te haga lo peor que pudieras imaginarte, en ese mismo instante…
¿Que? — interrumpió la Pequeña Alma. ¿Qué…?
El Alma amistosa está aun más seria: Recuerda quien soy realmente.
¡Si, así será! —exclamó el Alma Inocente. ¡Te lo prometo! Siempre te recordaré tal y como te veo aquí y ahora.
Muy bien —repuso el Alma Amistosa, porque pondré tanto empeño en fingir, que olvidaré quien soy. Y si tú no me recuerdas como soy realmente, no podré acordarme durante mucho tiempo. Y si olvido quien soy, incluso tú olvidarás Quien Eres, y las dos estaremos perdidas. Entonces necesitaremos que venga otra alma para que nos recuerde a Ambas Quienes Somos.
¡No, no será así! —prometió otra vez la Pequeña alma. ¡Te recordaré! Y te agradeceré por darme ese don, la oportunidad de experimentarme como Quien Soy.
Así acordaron, y La Pequeña Alma fue hacia una nueva vida, emocionada por ser la Luz, que era muy especial, y por ser esa parte de lo especial que se llama Perdonar.
Y esperó ansiosamente poder experimentarse como Perdón y agradecer lo que hiciera la otra alma para que fuera posible.
En todo momento de esta vida, cada vez que apareció en escena una nueva alma, ya fuera que trajese felicidad o pesar (y especialmente si traía pesar), la Pequeña Alma pensó en lo que Dios le dijo.
“Siempre recuerda que no envío mas que ángeles”
jueves, 6 de febrero de 2014
La Postura Del Indalo
La
postura del Indalo, de pie con las piernas y los brazos abiertos, fue
considerada en la antigüedad la máxima expresión de la divina proporción.
En
esta postura, el cuerpo humano describe una estrella de cinco puntas
o
pentagrama, símbolo de la totalidad, de la unión de lo femenino y lo
masculino,
de lo terrenal y lo celestial.
Para
los pitagóricos el pentagrama es símbolo de la armonía viva y de la salud. Para
los alquimistas, cabalistas y magos de la Edad Media es el símbolo del
micrococosmos, es decir, los aspectos físicos y astrales del ser humano. Así
mismo la estrella de 5 puntas se ncuentra en muchas estructuras orgánicas de
seres vivos como las estrellas de mar y en numerosas flores y vegetales.
La
postura del Indalo es la máxima apertura
que puede adoptar el ser humano, de
esta forma adoptamos la geometría
sagrada, abiertos a recibir los bienes y
bendiciones que la vida nos ofrece.
Con esta actitud, aumentamos nuestra
conciencia, descubriendo que
dentro de nosotros hay un manantial de sabiduría.
Podemos percibir que
portamos información desde el origen del Universo y que
formamos una
unidad con todos los elementos que lo componen. Pertenecemos a un
Universo vivo en el que todas las partes están relacionadas e interactúan
entre
sí, formando un holograma multidimensional. La postura del Indalo es
usada con
las piernas semiflexionadas y la pelvis ligeramente basculada
como punto de
partida de algunos movimientos del milenario Chi-Kung y del
Taichi chino: el
arte de hacer fluir con armonía la energía vital, para conseguir
salud,
vitalidad, agilidad, longevidad y conciencia. La Postura del Indalo se
usa
también para representar la Órbita Macrocósmica Chi-jing ba-mai: la
energía que
circula a todas las partes del cuerpo por medio de los Ocho
Meridianos
Extraordinarios. Es la poderosa postura que atrae y capta el
“Chi cósmico” o
energía vital. En las asanas del yoga, que pretende la unificación
del cuerpo y
la mente mediante una combinación de ejercicios de respiración,
estiramientos y
meditación, encontramos la postura del Indalo como una
poderosa forma de
invocación corporal. Cuando recitamos los mensajes,
hacemos una práctica o
realizamos los ejercicios en la postura del Indalo
estamos pidiendo al Universo
que se materialicen nuestros deseos con una
“intención total”, la cual se
genera gracias a invocar con el cuerpo, con la voz,
con la mente y con el
espíritu. Todos los sentidos, todas las dimensiones del
ser, unen sus poderes y
potencialidades para ayudarnos a alcanzar nuestros
objetivos. Los siete chacras
principales son importantes centros receptores y
transformadores de la energía
vital. Se encuentran localizados en: la coronilla
el 7º, en el entrecejo el 6º,
en la garganta el 5º, en el centro del pecho el 4º,
en el plexo solar el 3º,
bajo el ombligo el 2º, y en la base del tronco el 1º.
La postura del Indalo
alinea geométricamente nuestro campo energético,
atrayendo las energías vitales
cósmicas y terrestres. Las manos extendidas,
orientándolas hacia la dirección
que desees, por medio de los puntos lao-gung
situados en el centro de ambas
palmas, tienen la capacidad de atraer y enviar
energía. También, las plantas de
los pies con sus puntos yun-chuan cumplen
una función similar. Adoptar la postura
del Indalo, aumenta nuestro poder
interior y potencia nuestra actitud para
estar abiertos a recibir en nuestras vidas
toda la abundancia y protección que
el Universo puede ofrecernos: paz, amor,
prosperidad, salud, sabiduría,
alegría, belleza y armonía. Significa así mismo tener
los pies en la tierra y
amar y respetar al planeta que nos da la vida. Al adoptar la
postura del Indalo
sentimos que estamos en conexión con los campos de
información de la naturaleza
(Campos Morfogenéticos), para evolucionar como
personas individuales y como
Humanidad. Aprendemos a desarrollar, con nuestra
poderosa mente, múltiples
facultades que están dormidas o insuficientemente
activadas. Adquirimos la
certeza de que podemos moldear una personalidad
sana, individual y diferenciada,
de la que emerjan todas nuestras mejores
cualidades. Nos sentimos con la
capacidad y el poder de contribuir a crear
un mundo saludable y agradable,
uniendo nuestras intenciones benévolas.
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